miércoles, 26 de noviembre de 2008

AMO LA COMIDA!!!!








Este post es raro. Muy raro, porque voy a hablar de comidas que me fascinan y al mismo tiempo de dieta.Vamos por partes.Si alguien tiene niños y ha visto la película Ratatouille, entenderá perfectamente mi conexión e identificación inmediata con las sabias palabras del crítico gastronómico, cuando corrigiendo al falso cheff, le hizo saber que a él no le encantaba comer, sino que sencillamente "amaba la comida".Uno de mis entretenimientos preferidos es comer. Pero no comer por glotonería o comer por saciar el hambre. Hablo de la maravillosa experiencia de descubrir platillos, condimentos y sabores.Desde un punto de vista muy personal tengo que decir que percibir un nuevo sabor, o tener la oportunidad de saborear uno conocido pero preparado de manera exquisita, me resulta lo más parecido a la felicidad.Es por eso que dedico gran parte de mi tiempo libre, que es poco y casi siempre nocturno o de fin de semana, a conocer nuevos restaurantes o a visitar los de siempre y pedir ese plato que a mi paladar, es un manjar.También me encanta cocinar y mi naturaleza dispersa e inquieta me lleva a preparar constantemente platos de mi invención. No siempre con buenos resultados, claro, aunque en mi casa se empeñen en decirme que merezco estar en la Guía Michelin.Reconozco sin embargo que una cierta predisposición a la impresión estética reduce mi selección a restaurantes que además de una buena carta tengan también algo excepcional en su decoración o ambiente.
Amo la Comida.
Este post es raro. Muy raro, porque voy a hablar de comidas que me fascinan y al mismo tiempo de dieta.Vamos por partes.Si alguien tiene niños y ha visto la película Ratatouille, entenderá perfectamente mi conexión e identificación inmediata con las sabias palabras del crítico gastronómico, cuando corrigiendo al falso cheff, le hizo saber que a él no le encantaba comer, sino que sencillamente "amaba la comida".Uno de mis entretenimientos preferidos es comer. Pero no comer por glotonería o comer por saciar el hambre. Hablo de la maravillosa experiencia de descubrir platillos, condimentos y sabores.Desde un punto de vista muy personal tengo que decir que percibir un nuevo sabor, o tener la oportunidad de saborear uno conocido pero preparado de manera exquisita, me resulta lo más parecido a la felicidad.Es por eso que dedico gran parte de mi tiempo libre, que es poco y casi siempre nocturno o de fin de semana, a conocer nuevos restaurantes o a visitar los de siempre y pedir ese plato que a mi paladar, es un manjar.También me encanta cocinar y mi naturaleza dispersa e inquieta me lleva a preparar constantemente platos de mi invención. No siempre con buenos resultados, claro, aunque en mi casa se empeñen en decirme que merezco estar en la Guía Michelin.Reconozco sin embargo que una cierta predisposición a la impresión estética reduce mi selección a restaurantes que además de una buena carta tengan también algo excepcional en su decoración o ambiente.

Afortunadamente tengo una hija joven, con menos prejuicios y con poco dinero en el bolsillo que, también amante de la buena mesa, se ha dedicado a encontrar lugares insólitos donde se comen platillos para chuparse los dedos.Uno de ellos, no tiene ni siquiera nombre y es de esos lugares que te atreves a sentarte porque alguien te lo recomendó porque si no... ¡saldrías corriendo del sitio!.Es un restaurante chino.Un restaurante chino, chino. Quiero decir, nada de lumpias ni costillitas, ni típicas cosas chinas que según dicen los chinos que conozco o que he leído, en realidad son "engaños para los occidentales" porque en su región de origen no hay nada ni parecido.Dos platos que me encantan son un pollo con cilantro que es de chuparse los dedos y los camarones con flor de ajo… absolutamente sublimes!
Quizás sea bueno recordar que China es un país gigantesco y que sus estilos de alimentación varían por las diferencias de zona, de clima, de materia prima y de costumbres.
Dicen que probar delicias chinas en China es una experiencia inolvidable. Ya les diré cuando vaya.
Por lo pronto he de decir que no sé si esta comida del restaurante de seis mesas que no tiene nombre, es Guangdong, Shandong, Szechuan o Huaiyang. Además de pequeño y anónimo, sus dueños no hablan ni jota de español, así que con mucho esfuerzo todo lo que lograron explicar es que se trataba de comida del norte de China.Da lo mismo. El polvo de las cinco especias, el jengibre, el cilantro, la soya, el cebollín y la pimienta de Szechuan, me arrebatan. Dije también que iba a hablar de dieta pero como este post ha salido un poco largo, les cuento de la dieta, del amor a la comida, de los chinos y de cómo se relaciona todo ésto en un próximo post.Y ya lo dejo, porque me provocó rebuscar en la despensa y llevarme algo a la boca.
Afortunadamente tengo una hija joven, con menos prejuicios y con poco dinero en el bolsillo que, también amante de la buena mesa, se ha dedicado a encontrar lugares insólitos donde se comen platillos para chuparse los dedos.Uno de ellos, no tiene ni siquiera nombre y es de esos lugares que te atreves a sentarte porque alguien te lo recomendó porque si no... ¡saldrías corriendo del sitio!.Es un restaurante chino.Un restaurante chino, chino. Quiero decir, nada de lumpias ni costillitas, ni típicas cosas chinas que según dicen los chinos que conozco o que he leído, en realidad son "engaños para los occidentales" porque en su región de origen no hay nada ni parecido.Dos platos que me encantan son un pollo con cilantro que es de chuparse los dedos y los camarones con flor de ajo… absolutamente sublimes!
Quizás sea bueno recordar que China es un país gigantesco y que sus estilos de alimentación varían por las diferencias de zona, de clima, de materia prima y de costumbres.
Dicen que probar delicias chinas en China es una experiencia inolvidable. Ya les diré cuando vaya.
Por lo pronto he de decir que no sé si esta comida del restaurante de seis mesas que no tiene nombre, es Guangdong, Shandong, Szechuan o Huaiyang. Además de pequeño y anónimo, sus dueños no hablan ni jota de español, así que con mucho esfuerzo todo lo que lograron explicar es que se trataba de comida del norte de China.Da lo mismo. El polvo de las cinco especias, el jengibre, el cilantro, la soya, el cebollín y la pimienta de Szechuan, me arrebatan. Dije también que iba a hablar de dieta pero como este post ha salido un poco largo, les cuento de la dieta, del amor a la comida, de los chinos y de cómo se relaciona todo ésto en un próximo post.Y ya lo dejo, porque me provocó rebuscar en la despensa y llevarme algo a la boca.

Supera la adicción a la comida con amor


"La Poderosa Dieta del Amor" ("The Love-Powered Diet")

Comemos muchas veces para llenar un vacío interior motivado por diferentes causas entre ellas el sentir que no recibimos todo el Amor que creemosnecesitamos nos den los demás. Sin embargo, comemos y comemos y por más que lo hacemos ahí sigue ese vacío tan grande y enorme como estaba ante deatiborrarnos. Si la comida fisica no nos llena tal vez es porque lo que necesitamos es alimentar a nuestro espíritu, a nuestra alma, a nuestro niño o niñainterior. ¿Cómo podemos hacerlo? El primer paso es reconocer que somos dignos de amor no sólo de los demás sino también de nosotros mismos. Ya séque la aceptación y el amor hacia uno mismo nos resulta dificil sobre todo si desde pequeñitos nos privaron de algo muy valioso: la autoestima o elaprecio auténtico hacia nosotros mismos. También sé que podemos recuperarla y hacer que forme parte de nuestra vida otra vez. Requiere esfuerzo,dedicación y tesón pero os aseguro que merece la pena. Se trata de cambiar nuestra programación mental y para ello resulta valioso la lectura de libros inspiradores, de autoayuda, formar un grupo de apoyocon personas que tengan nuestro mismo problema o asistir a conferencias sobre el tema. Y si todo eso no nos da el resultado apetecido lo mejor es que pongamos nuestro problema en manos de un Poder Superior o Dios ya que nosotroscarecemos de la voluntad para dejar de comer. Una de las cosas que puedes hacer nada más levantarte es pedir a ese Poder Superior que te ayude a comerde forma razonable y cuando te acuestes le agradeces su ayuda, da igual si te has pasado o no. También podemos elegir no sentirnos culpables por haber comido más de la cuenta ya que no sirve de nada. En vez de eso, elígamos darnos el apoyo,comprensión y amor que sí que necesitamos. Además de todo lo anterior podemos intentar no comer ese día por ansiedad, aburrimiento, mal humor, etc. Y si a pesar de todo no podemos evitar onecesitamos comer, comamos alimentos sanos como fruta fresca. Al menos romperemos el ciclo adictivo que crean los alimentos a los que normalmentese recurre en estos casos como dulces, refrescos, los llamados alimentos basura, todos ellos compuestos de sustancias refinadas, desnaturalizadas ysometidos a diferentes procesos que nos dan una sensación falsa de bienestar debido a que el cuerpo tiene que recurrir a todas sus energías paradeshacerse de ellos. El resultado de ello es una reducción en nuestros niveles de energía que experimentamos como depresión. En artículosposteriores trataremos este aspecto de la adicción con más profundidad. No quisiera terminar sin antes decir que una de las claves para superar cualquier adicción es vivir la vida en el presente. Olvidarnos de que mañanaes lunes y empezaremos una nueva dieta, o mañana comeré menos o mañana ayunaré. No, el mañana no existe. Existe el hoy. Hoy puedo hacer que mi vidasea un nuevo paso hacia mi recuperación y nada más. Mañana Dios dirá. A modo de resumen he aquí los puntos más importantes de los que hemos hablado eneste artículo:

* 1) Aceptar que tenemos un problema y que estamos dispuestos a cambiar lo que haga falta de nosotros mismos para superarlo.

* 2) Recuperar la autoestima y el amor hacia nosotros mismos.

* 3) Pedir a Dios o un Poder Superior que nos ayude a superar el problema.

* 4) No sentirnos culpables por haber comido un poco más de la cuenta.

* 5) Intentar no comer ese día por ansiedad, aburrimiento, estrés, etc. y si no podemos evitarlo comer al menos alimentos sanos como fruta fresca.

* 6) Vivir día a día olvidándonos de un mañana que todavía no existe.

LA COMIDA EN LA DEPRE...



La alteración del apetito suele ser otro de los síntomas de la depresión. A unos lo que les sucede es que tienen pérdidas alarmantes de peso y a otros se les descontrola la necesidad de ingesta. Este doble posibilidad coincide con el efecto de la ansiedad sobre el apetito, quitándolo o exacerbándolo.
Cuando lo que experimentamos es pérdida de apetencia, la tentación es rechazar la comida, especialmente si tiene apariencia de copiosa o energética. La comida, por añadidura, es como un símbolo de amor a uno mismo (por lo que comer tiene de autocuidado) y también de ese amor universal que se traduce en ``estar presentable'', ``tener buen aspecto'' para alagar y agradar la vista de los demás.
Obviamente, la depresión es un agonista del amor, lo enfría y reduce a una mínima dimensión.
Cuando hay una pérdida de peso preocupante se deben tomar medidas correctoras, y en vez de esperar a recuperar el hambre para asumir las costumbres habituales, como alternativa provisional conviene hacer ingesta de pequeñas dosis de alimentos (un vaso de leche, una fruta, un yogourt, una pequeña ración) cada dos o tres horas, hasta comprobar que el peso se mantiene. Si este plan se acompaña de ejercicio físico (que aumentará la demanda de nutrientes) la estabilización será mucho más rápida y eficaz.
En el caso opuesto, el de que se despierta una voracidad insaciable, el descontrol se ve favorecido por la indiferencia por el aspecto físico, por la falta de autoestima, que aumenta a su vez perdiendo la figura, contribuyendo con ello al apocamiento y aumentando el deseo de aislamiento para no ser vistos de esa guisa ni arriesgarse a que fueran conocidas nuestras debilidades impresentables.
Ideas que pueden ayudar a mejorar el control son las de ``prevenir la debilidad'', anticiparse suprimiendo las tentaciones, analizando las ocasiones en las que se estimula más el furor por comer y buscando remedios y argucias para no caer. Si la dificultad es el aumento de la ansiedad en determinadas horas del día hemos de utilizar formas más inocuas de relajación (por ejemplo música apaciguadora, ver películas reconfortantes, pasear, leer, etc.). Si podemos contar con alguna ayuda externa sin que ello cause incomodidad o situaciones problemáticas, puede ser útil pedir vigilancia y control para el acceso a la comida (poner un candado el la nevera, supervisar la cantidad de alimentos, aparecer a ciertos intervalos para comprobar la situación, etc.)
En algunas ocasiones especiales comer o no comer puede ser un método indirecto de fastidiar a un ser querido ante el cual estamos resentidos o reprochantes. Al no comer lo angustiamos o comiendo más de la cuenta le privamos de ``don de amor'' que es la estética. Claro está, estas formas pasivas de agresión pueden tener el efecto de perjudicarnos a nosotros mismos más que a la persona a la que van dirigidas, que además, en vez de sentirse aludido y cambiar a favor, puede vernos como más desquiciados y enfermos de lo que estamos, distanciándose como quien tiene que tratar con un ``bicho raro'' al que hay que soportar, reacción que dista del amoroso celo que provoca quien se considera que se gana la esforzada dedicación por sus actitudes colaboradoras.

Los Trastornos Alimenticios, una forma de adicción frente a un mundo de exigencia y consumismo.



PRESENTACIÓN.
Vivimos en una cultura que promueve e impone el consumismo y la confusión con respecto a la satisfacción de las necesidades. De esa manera, así como en muchos temas, la forma de alimentarnos ha sufrido cambios que nos han alterado la sabiduría con la que nacemos.
El modelo de cuerpo que a la mujer especialmente se le ha impuesto es irreal para la mayoría, sin embargo, es tal la invasión de anuncios, espectaculares, revistas, libros, películas, etc., que este modelo domina y controla los gustos de casi todos.
Esta presión ha generado una desorganización interna en la forma de alimentarse. Las mujeres, desde temprana edad, al despertar a la adolescencia, a veces antes, empiezan a adoptar el modelo impuesto y quieren parecerse a éste a toda costa. Así, empiezan a juzgar su cuerpo y a odiarse por no poder alcanzar el ideal.
Esta confusión social que invade la psicología del ser humano, está exacerbada por la pobre comunicación que se da actualmente en las familias. Los lazos afectivos están tan invadidos por la televisión, el internet, el nintendo y la prisa, que las personas difícilmente comparten una intimidad real. El sentarse a ver la televisión no aumenta esa intimidad, aunque lo parezca. Si las personas no son capaces de poner frente al otro sus necesidades, sus emociones, sus inquietudes, entonces, se es presa fácil de lo que la sociedad impone, que es básicamente consumir.
La globalización ha acercado al mundo en muchos aspectos, pero tal vez lo ha alejado en los esenciales: el contacto verdadero con el sí mismo y los otros. Estos cambios permanentes y acelerados, han hundido al ser humano en una subjetividad que le es difícil percibir y menos entender.
Los trastornos alimenticios son el resultado directo de esta confusión. La mujer, en especial vive en la persecución constante de la belleza, que está representada por la delgadez y la juventud. Puede hacer cualquier sacrificio con tal de obtenerla, desde consumir productos adelgazantes que son claramente dañinos, como anfetaminas, aceleradores del metabolismo, diuréticos, laxantes, hasta ayunar de forma irracional, pasando por horas de exhaustivo ejercicio, con tal de quemar las calorías consumidas como resultado del hambre.
Hasta hace unos años, el cuerpo que las modelos tenían, estaba aproximadamente un 8% por debajo del peso natural de la mujer. De unos años para acá, está aproximadamente un 23% debajo. Eso implica que las modelos y las artistas, para mantener su "producto vendible", necesitan consumir 600 calorías menos de las que requieren al día. Para esto tienen que hacer uso de lo que anteriormente mencionaba. Cuando se les pregunta qué hacen para mantenerse delgadas dicen algo diferente, pero en la práctica, las conversaciones entre las mujeres acerca de inducirse el vómito, hacer 4 o 5 horas diarias de ejercicio o tomar laxantes, son comunes y practicadas cotidianamente.
No se puede resolver la adicción a la comida y a la delgadez, solamente atacando el problema en forma individual. Este se está convirtiendo en un problema de salud pública, por la cantidad de casos que se reportan, e implica una revisión formal y profunda de lo que la sociedad está generando. Sólo desde la conciencia y una diferente forma de comunicación que incluya la verdad y el análisis real de las necesidades, podrá tener solución.
Ama todo lo que puedas.