miércoles, 26 de noviembre de 2008

Los Trastornos Alimenticios, una forma de adicción frente a un mundo de exigencia y consumismo.



PRESENTACIÓN.
Vivimos en una cultura que promueve e impone el consumismo y la confusión con respecto a la satisfacción de las necesidades. De esa manera, así como en muchos temas, la forma de alimentarnos ha sufrido cambios que nos han alterado la sabiduría con la que nacemos.
El modelo de cuerpo que a la mujer especialmente se le ha impuesto es irreal para la mayoría, sin embargo, es tal la invasión de anuncios, espectaculares, revistas, libros, películas, etc., que este modelo domina y controla los gustos de casi todos.
Esta presión ha generado una desorganización interna en la forma de alimentarse. Las mujeres, desde temprana edad, al despertar a la adolescencia, a veces antes, empiezan a adoptar el modelo impuesto y quieren parecerse a éste a toda costa. Así, empiezan a juzgar su cuerpo y a odiarse por no poder alcanzar el ideal.
Esta confusión social que invade la psicología del ser humano, está exacerbada por la pobre comunicación que se da actualmente en las familias. Los lazos afectivos están tan invadidos por la televisión, el internet, el nintendo y la prisa, que las personas difícilmente comparten una intimidad real. El sentarse a ver la televisión no aumenta esa intimidad, aunque lo parezca. Si las personas no son capaces de poner frente al otro sus necesidades, sus emociones, sus inquietudes, entonces, se es presa fácil de lo que la sociedad impone, que es básicamente consumir.
La globalización ha acercado al mundo en muchos aspectos, pero tal vez lo ha alejado en los esenciales: el contacto verdadero con el sí mismo y los otros. Estos cambios permanentes y acelerados, han hundido al ser humano en una subjetividad que le es difícil percibir y menos entender.
Los trastornos alimenticios son el resultado directo de esta confusión. La mujer, en especial vive en la persecución constante de la belleza, que está representada por la delgadez y la juventud. Puede hacer cualquier sacrificio con tal de obtenerla, desde consumir productos adelgazantes que son claramente dañinos, como anfetaminas, aceleradores del metabolismo, diuréticos, laxantes, hasta ayunar de forma irracional, pasando por horas de exhaustivo ejercicio, con tal de quemar las calorías consumidas como resultado del hambre.
Hasta hace unos años, el cuerpo que las modelos tenían, estaba aproximadamente un 8% por debajo del peso natural de la mujer. De unos años para acá, está aproximadamente un 23% debajo. Eso implica que las modelos y las artistas, para mantener su "producto vendible", necesitan consumir 600 calorías menos de las que requieren al día. Para esto tienen que hacer uso de lo que anteriormente mencionaba. Cuando se les pregunta qué hacen para mantenerse delgadas dicen algo diferente, pero en la práctica, las conversaciones entre las mujeres acerca de inducirse el vómito, hacer 4 o 5 horas diarias de ejercicio o tomar laxantes, son comunes y practicadas cotidianamente.
No se puede resolver la adicción a la comida y a la delgadez, solamente atacando el problema en forma individual. Este se está convirtiendo en un problema de salud pública, por la cantidad de casos que se reportan, e implica una revisión formal y profunda de lo que la sociedad está generando. Sólo desde la conciencia y una diferente forma de comunicación que incluya la verdad y el análisis real de las necesidades, podrá tener solución.
Ama todo lo que puedas.

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